viernes, 1 de octubre de 2010

Labordeta. El viejo árbol se secó



Se nos ha ido un gran hombre. Un hombre insustituible, un fuera de serie.

Imagino que a él, sencillo y llano como la tierra suya, como su gente, le hubiera gustado irse en silencio, desaparecer "por bambalinas", casi sin hacer ruido; atravesar la "puerta" del final de la vida sin llamar mucho la atención, como intentó hacer en su vida, aunque no lo consiguiera.

Amigo José Antonio, has "regresado a la casa de tu padre". Ahora abrirás las ventanas "para que la limpie el aire", como limpiaste nuestra tierra con tu palabra -dicha, escrita, cantada-, con tu enorme corazón y tu agudo ingenio.


Estos días, tras tu partida, hemos visto muchas declaraciones, muchas "lisonjas" y homenajes. Algunas de ellas -colmo de la hipocresía- de quienes en vida te denostaban, de aquellos a quienes con arrojo señalaste con el dedo y mandaste en el hemiciclo a la mierda. También te han adulado otros que, confesándose progresistas y aragoneses, han puesto una y otra vez palos en la rueda de las históricas reivindicaciones de esa tierra, que tú defendiste hasta tu muerte. Ya lo decías tú, que ser diputado te había enseñado más bien poco, que te sentías un becario en el parlamento, entre tanta "señoría" y "guapo". Ahí, en el Madrid de la "diáspora", entendiste que no iba ser fácil hacer realidad los sueños y anhelos de los aragoneses, de los ciudadanos españoles que quieren una vida en libertad y dignidad. Atisbabas los entresijos del poder, las servidumbre y peajes con las que se paga en el centro del poder cualquier conquista, por pequeña que sea. Y aunque "mantenías el tipo" y tirabas para adelante, en tu interior se iban desgarrando y rompiendo poco a poco tus banderas.

Un día dijiste "basta" y con la misma humildad y nobleza con la que llegaste te volviste de nuevo a tu tierra, con el corazón cansado y la mente sumida en esa "depresión" que tú mismo decías tenemos metida en el alma los aragoneses, porque nos la da nuestro paisaje de polvo, niebla, viento y sol.

Desde este humilde rincón sólo quiero darte las gracias, José Antonio. Te recuerdo casi desde que albergo recuerdos. Aquel año que empecé el bachiller en Zaragoza te presentaste en el aula, y nos enteramos de que cantabas... qué fuerte, un profe cantautor... Y con la letra de tus canciones empezó a calar en mí el significado y sentido de tantas cosas, el valor de la historia releída, la lucha siempre desde el propio "yo vencer", el amor sin concesiones ni reservas a unos valores y a la tierra -la nuestra- que un día fue reyno y hoy sigue olvidada de la historia. Pero también nos enseñaste a no dejar de pisar nunca el suelo de esa tierra, a ser "modelados" por su suavidad de arcilla y su dureza de roquedal, a hacer protagonistas a las personas sobre todo y todos; siempre las personas primero.

Gracias, José Antonio, porque me enseñaste a VIVIR, seguro que como a tantas/os otras/os. Siempre te he tenido como referente, siempre me he acordado de ti, especialmente en los momentos duros y difíciles, en las horas bajas, cuando resistir y ser coherente pesa y gasta.

Hasta siempre, Maestro, abuelo de todos, viejo árbol batido por el viento. Aquí me quedo más solo sin ti, con nostalgia en el alma y acidez en la garganta. Intentaré seguir rompiendo con tus canciones tanto silencio de hierro, arrancando raíces al miedo -mi miedo-, rompiendo cadenas para poder caminar.

Quizás hayas llegado por fin ya al mar, como un día cantaste, "como llegan las nubes con el viento poniente... como llegan los ríos, con el recuerdo abierto de sus montes perdidos... como un adolescente, con sus ojos de asombro, mirando el horizonte".

Dime, si desde ahí ya puedes ver esa tierra que ponga libertad, dime si esa hermosa mañana ha llegado ya para ti.

1 comentario:

Caminante dijo...

También para mí fue un referente, uno más de los pocos que tengo, cada vez menos, pues se me van muriendo -ya lo decía epv, el pobrecito veedor-.
Estuve en Zaragoza los días posteriores a su muerte, no pude acercarme al palacio de la Aljafería hasta el martes 21, de anochecida -dejaban entrar para dejar constancia escrita de lo que quisieras... respecto a Labordeta-.
Casualmente mañana tengo programada la publicación de una crónica de esa visita, a Zaragoza.
Te acabo de dejar una nota en la entrada siguiente.
Saludos desde Madrid/Getafe: PAQUITA